domingo, 24 de abril de 2016

Ciudades de papel.




La historia gira en torno a dos adolescentes, en su último año de secundaria, que viven en Orlando, Florida: Quentin Jacobsen ("Q"), y Margo Roth Spiegelman. Aunque Q está perdidamente enamorado de Margo, pertenecen a "dos mundos diferentes". Ella es popular y llamativa mientras que Q es un poco nerd.
Sin embargo, una noche Margo se presenta en casa de Q, vestida de Ninja, para que la ayude a acometer una venganza en contra de su novio (Jese), quien la está engañando con Becca.
Después de escabullirse en casa de éste, lo hacen también en las de otros personajes, dejando marcas de grafitti con una letra M, o peces muertos.
Al día siguiente, Margo no se presenta a clases, y tres días después sus padres denuncian su desaparición, cosa que ha ocurrido otras veces. Q está convencido de que Margo le ha dejado unas pistas para encontrarla y decide seguirlas. La última de ellas conduce hasta una "ciudad de papel" en el Estado de Nueva York, llamada Agloe.
Q convence a sus amigos, Ben Starling y Marcus ("Radar"), y a la mejor amiga de Margo, Lacey, para que partan a buscarla, viajando en coche en sólo 24 horas desde Florida a Nueva York. Tenían que llegar a tiempo al baile de graduación y tenían muy poco tiempo. En Agloe encuentran efectivamente a Margo, que estaba viviendo en un granero destartalado. Pero nada de lo que Q pensaba parece que es cierto, en cuanto a las razones de Margo para desaparecer, las supuestas pistas y sus sentimientos. Al final Margo no regresa con Q y él vuelve solo al baile donde le esperan sus amigos.
El autor es John Green.

Una tarde en la que estaba yo paseando por el parque, se me acercó una persona que me resultaba familiar pero que a simple vista no supe reconocer.
Me dijo: “Eres John Green, ¿verdad?”, “Así es” –respondí. Y entonces me di cuenta de que estaba hablando con Q. Nos sentamos en un banco y empezamos a conversar.
John Green: ¿Cómo es posible que estés aquí?
Q: He saltado de las páginas de mi novela para pedirte algo.
John G: Espera, espera… ¿Estoy soñando?
Q: ¡Ja, ja! Tócame…
Mi mano rozó su cara y sentí el calor y la textura de su piel. Era tan real como yo. Decidí no hacer caso a la razón y continuar hablando con él.
John G: Pareces real. ¿Qué me querías pedir?
Q: Deseo que cambies el final de mi historia. Sólo tú puedes hacerlo. Tú me has creado y tú tienes el poder de cambiar un final que a mí no me gusta.
John G: Dime que propones.
Q: Resulta que a mí me gustaría que Margo regresara conmigo y no se quedara sola en ese pueblucho.
John G: Pero sabes que eso es imposible. Margo es un espíritu libre y nunca podría resignarse a vivir en el mismo sitio, con la misma gente… al final se aburriría y te dejaría igualmente.
Q: Yo he escrito otro final:
Q encuentra a Margo por fin y los dos charlan en una cafetería.
Q: Margo, ¡qué ganas tenía de encontrarte!
Margo: Sabía que sólo tú encontrarías mis pistas y darías conmigo.
Q: Te he echado mucho de menos. La vida sin ti no es lo mismo. Vuelve conmigo.
M: No puedo hacer eso, volvería a caer en la misma rutina y eso acabaría conmigo.
Q: Podemos hacer que cada día sea distinto si estamos juntos. La vida es como cada uno quiere que sea pero tienes que dejarme entrar en tu mundo. No me apartes. Vuelve conmigo, hoy es el baile de graduación y no tengo pareja…
M: Lo intentaré por ti pero no te prometo nada. Ya sabes que soy libre y quiero seguir siéndolo.
Q: Yo no te ataré, sólo te acompañaré si tú me dejas.
Entonces Margo miró a Q a los ojos y lo besó con ternura. Después, cogidos de las manos, esperaron al autobús que les llevaría a un baile de graduación y al principio de algo nuevo.
John Green: ¡Muy tierno! Pero sabes que no voy a cambiar nada. Cada uno de mis personajes tiene su personalidad y Margo no ha sido creada para quedarse estancada, ni tú tampoco. Debes empezar a vivir sin ella, yo he dejado un final abierto para que cada uno lo cerréis como queráis.
Q: ¡Pensaba que podía confiar en ti!
John G: Y puedes… pero no te daré lo que me pides.
En ese momento Q despareció de la misma forma en la que había aparecido y John sintió felicidad por haber podido hablar con él.